domingo, 1 de enero de 2017

Científicos españoles revierten el envejecimiento en ratones

Fuente; http://www.abc.es/ciencia/abci-cientificos-espanoles-revierten-envejecimiento-201612151804_noticia.html


El equipo de Juan Carlos Izpisúa utiliza con éxito una técnica de reprogramación celular para eliminar los daños del paso del tiempo en ratones y células humanas.



Nada hay más inexorable que el paso del tiempo. El envejecimiento nos atrapa e iguala a todos, pero la ciencia lleva años intentando cambiar este proceso. Detenerlo y dar marcha atrás en el reloj biológico para rejuvenecer los tejidos del organismo humano. No solo se busca borrar arrugas y canas, sino los signos internos de la vejez, aquellos que muestran el deterioro del corazón, músculos, huesos....


Un grupo de investigadores, liderados por el español Juan Carlos Izpisúa del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de Estados Unidos, han dado un paso que acerca un poco más este sueño científico. Bastaría con utilizar un cóctel de cuatro genes para borrar los signos del envejecimiento. La demostración, con ratones y células humanas, se presenta en la revista «Cell». Además del centro estadounidense, en la investigación han colaborado la Universidad Católica de Murcia, la Clínica Cemtro de Madrid, el Hospital Clínic de Barcelona y la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan.



Con el tratamiento, las células cultivadas en el laboratorio rejuvenecieron no solo en aspecto, sino en su funcionamiento. El efecto fue notable. La terapia se aplicó en dos tipos de ratones: en un modelo que reproduce la progeria, una enfermedad rara que en el ser humano provoca un envejecimiento prematuro y agresivo desde el nacimiento, y en ratones con una vejez natural. En los primeros, el tratamiento prolongó la vida en un 30 por ciento. «Si trasladáramos esta cifra a humanos, estaríamos hablando de unos 25 años en una persona con una esperanza de vida de 80 años, aunque aún es muy difícil extrapolar esta cifra», explicó Juan Carlos Izpisúa, autor principal del estudio.


En los ratones normales, la estrategia mejoró la capacidad de reparación de los músculos y del páncreas (se eligieron estos dos órganos, como se podían haber elegido otros para ver su recuperación). «Creemos que los efectos rejuvenecedores se van a observar en todos los tejidos y órganos porque las bases moleculares del envejecimiento son comunes. Los ratones no son humanos y sabemos que será mucho más complejo rejuvenecer a una persona», reconoce.


La receta utilizada para rejuvenecer no es nueva. Los científicos recurrieron a una técnica de reprogramación celular desarrollada por el científico japonés Shinya Yamanaka, cuyo hallazgo le sirvió un nobel de medicina. Con esa mezcla de cuatro genes se puede devolver las células adultas a su estado primigenio de células madre y después transformarse en cualquier tipo celular (neuronas, células cardiacas, musculares...). El grupo de Izpisúa utilizó el mismo procedimiento, aunque sin llegar a completar el proceso. Tomaron células de la piel de ratones con progeria y las reprogramaron con el cóctel genético de Yamanaka durante un periodo de tiempo más corto. En lugar de las dos o tres semanas necesarias, se completó en 2-4 días.


Con esta reprogramación parcial se eliminaron los signos de envejecimiento manteniendo su identidad. Las células de la piel eran más jóvenes y totalmente funcionales.


Los autores aseguran que es la primera vez que se da este paso de forma segura y sin riesgo de cáncer. Estudios anteriores habían demostrado que la reprogramación celular en animales era posible, pero se pagaba un alto precio: la aparición de tumores. Izpisúa cree que su éxito fue acortar la reprogramación durante solo dos días. No se hizo de manera continuada como en estudios anteriores, sino durante dos días por semana, cada semana de la vida del ratón.



El experimento esta vez salió bien, pero esta estrategia no es sencilla ni totalmente segura. Se ha logrado extender hasta un 30 por ciento la vida de los ratones con envejecimiento acelerado en presencia de una copia de los factores de Yamanaka. «Pero basta la presencia de dos copias para provocar la aparición de teratomas en el hígado, los riñones y el páncreas. Asimismo, su producción ininterrumpida causa la muerte de los animales a partir de los tres o cuatro días de tratamiento. Esto pone de manifiesto los riesgos evidentes de la reprogramación celular artificial», advierte Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y experto en envejecimiento.


Aún así califica de «interesantes» los resultados que se describen en la revista «Cell»: «Ilustran sobre la posibilidad de interferir en el proceso de envejecimiento y confirman el interés científico de continuar explorando la plasticidad celular», señaló a este periódico.


De alguna manera, esta investigación es algo suya. En el laboratorio de la Universidad de Oviedo se han creado los ratones con envejecimiento acelerado utilizados en la investigación del Instituto Salk. Se generaron en busca de tratamientos que dieran una esperanza a enfermos con progeria. En su laboratorio previamente se había demostrado que es posible revertir farmacológicamente la pérdida de plasticidad celular asociada con la edad sin seguir la estrategia de Yamanaka y sin generar tumores.


Además del trabajo de Oviedo, desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas se ha dado recientemente un paso importante para inducir desde dentro la reparación fisiológica de tejidos. Para reparar tejidos dañados sin sacar las células del cuerpo, como hacen las lagartijas o el ajolote, campeones de la regeneración.

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