sábado, 1 de julio de 2017

El parto lotus: la polémica moda de no cortar el cordón umbilical

Fuente: http://www.abc.es/sociedad/abci-parto-lotus-polemica-moda-no-cortar-cordon-umbilical-201706081820_noticia.html






Puede que nunca haya oído hablar de ello, pero ya hay madres que lo practican. Es el llamado parto lotus, que consiste en no cortar tras el parto el cordón umbilical y dejar al bebé unido a su placenta. ¿Durante cuánto tiempo? Durante el que aguante la bolsa hasta desprenderse sola, algo que puede llegar a tardar hasta diez días.


El parto lotus forma parte de la corriente que defiente los partos naturales. Según explican sus defensores, el propósito principal es permitir que el bebé obtenga todos los nutrientes que la placenta tiene, como las células madre, antes de que la placenta se seque. Además, aseguran que al cortar el cordón umbilical, los bebés son sometidos a un estrés innecesario.


Popularizada en 2008, pronto los médicos de diferentes países comenzaron a alertar de sus riesgos. Así lo hizo el Real Colegio Británico de Obstetras y Ginecólogos, según informa «The Sun». Tras detectar que cada vez más mujeres británicas estaban optando por esta técnica, advirtió en un comunicado que no existen pruebas científicas de los beneficios de este método.


«Si la placenta se deja después del nacimiento, existe un riesgo de infección en la placenta que puede extenderse al bebé. La placenta es particularmente propensa a la infección ya que contiene sangre», comunicaba el organismo. Según explicaba, al dejar de tener circulación, «es esencialmente tejido muerto».


Por ello, en caso de optar por el parto lotus, «el RCOG recomienda encarecidamente que sus bebés sean vigilados cuidadosamente para detectar cualquier signo de infección».


Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que transcurran entre uno y tres minutos antes de pinzar el cordón umbilical. De esta forma, se mantiene el flujo sanguíneo entre el niño y la placenta que previene la anemia ferropénica en los primeros meses de vida del bebé.


En los últimos años, también ha estado en auge la práctica de comerse la placenta, ya sea cruda, cocinada o encapsulada. Entre los beneficios que le achacan a esta práctica está la protección contra la depresión postparto, reducir los dolores tras dar a luz, aumentar la energía, ayudar a la lactancia, propiciar la elasticidad de la piel, mejorar la vinculación materna o reponer el hierro del cuerpo.


Sin embargo, en 2015 el Centro Northwestern Medicine de Chicago (EE.UU.) realizó una revisión de diez publicaciones recientes de estudios sobre placentofagia y en ellos no encontró ningún dato que apoye la idea de esos supuestos beneficios.

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